Especialmente en otoño e invierno, cuando oscurece pronto en el exterior, una linterna frontal debería formar parte de tu entrenamiento nocturno. Normalmente se lleva como faro, y no sólo ilumina bien los caminos mal iluminados, sino que también ayuda a que te reconozcan mejor y más rápido los corredores, los peatones o incluso los ciclistas que se acercan. Ambas cosas son especialmente importantes cuando vas a dar un paseo nocturno por el bosque o los parques. Los caminos del bosque son especialmente traicioneros en la oscuridad. Es fácil pasar por alto una raíz que sobresale del suelo o una rama grande. El resultado pueden ser torceduras y caídas. Una linterna frontal equipada con uno o varios LED puede colocarse en la cabeza para iluminar exactamente la zona que se está mirando. Dado que puede llover en el camino, se recomienda una versión impermeable o al menos a prueba de salpicaduras